Por May Wright
¿Por qué Guatemala? Honestamente, tengo que decir que fue por un anuncio en Facebook. Ya había sido voluntaria en Chile en el verano de 2012 y, para el 2015, ya estaba lista para otra aventura. Cuando vi “voluntariado en Guatemala” en mi perfil, tuve que leer más. Supe de un programa en La Antigua donde podía trabajar en un hostal/ operador de turismo medio tiempo, recibir clases privadas de español y vivir con una familia guatemalteca. En ese tiempo, yo era maestra, así que me inscribí para hacer el viaje en mis vacaciones de verano, y fue maravilloso. Ya sea que tu viaje sea corto o largo, La Antigua es un lugar fantástico para escaparte.
Las señales y sonidos son casi mágicos cuando uno llega a un lugar nuevo por primera vez, si realmente pones atención a lo que sucede alrededor. Siempre tengo este sentimiento de felicidad cuando viajo. Al volar por la ciudad de Guatemala, puedes observar rascacielos, extensos desarrollos cubriendo las montañas junto con una gran cantidad de áreas verdes. La ocupada ciudad con muchos carros, camionetas (como los buses escolares pero en ¡modo salvaje!), coloridos letreros de negocios, peatones y flores hacen el viaje por la ciudad muy emocionante.
Finalmente llegas a la encantadora ciudad de La Antigua, situada en medio de impresionantes volcanes. Las estrechas calles empedradas, llenas de carros y motocicletas haciendo espacio entre el tráfico, aunque se puede caminar a todos lados fácilmente. Me encantó vivir en una ciudad donde podía caminar por las calles empedradas siempre llenas, para obtener lo que quería y luego disfrutar de un poco de paz y belleza en algún jardín o en una terraza. Yo soy del este de Texas donde manejamos para llegar a cualquier lugar y el clima raramente te permite relajarte al aire libre, así que este fue un cambio que recibí encantada. Les recomiendo a los futuros visitantes que se tomen el tiempo para caminar por la ciudad y simplemente disfrutar de las vistas y sus sonidos. También les recomiendo estar atentos a puntos de referencia porque casi no hay señalización en las calles. Cuando uno se cansa, puede entrar a un café a comerse un chuchito o entrar a una de las iglesias históricas para tomar un pacífico descanso.
Por supuesto, la mejor parte de viajar es interactuar con otras personas. Una de mis partes favoritas de mi viaje fue trabajar en un encantador Hostal y operador de turismo en La Antigua. Conocí viajeros de todas partes y tuve una excelente y satisfactoria experiencia ayudando personas.
La vivencia me ayudó realmente, no solo a conocer un nuevo lugar, sino también a entenderme mejor. Al terminar el programa, di una presentación acerca de mi experiencia. Describí mi trabajo y lo que hice en el Hostal y de mis diversos fines de semana escalando volcanes, visitando el pacífico, y yendo a la naturaleza en las afueras de La Antigua. También hablé de las razones que me hicieron descubrir que este era el campo que realmente quería seguir en lugar de enseñar.
Alguien entre el público me preguntó, “Así que, ¿qué decidiste?” Y en ese momento, me di cuenta que me apasionaba más ayudar a las personas como lo hice en el programa, que dar clases de música. Le contesté, “Creo que he decidido hacer un cambio. Quiero seguir estudiando educación internacional”. Mi vida, desde entonces, ha estado llena de emociones y cambios que realmente me han llenado — incluyendo mi maestría, dejando la enseñanza y empezando a trabajar como consejera en la universidad. Ayudo a las personas a inscribirse y planear sus metas académicas, y me encanta. Es gracias a Guatemala que me fue posible cambiar mi vida ¡para mejor! ¡Quizá lo haga para ti también!
Lee más acerca de la experiencia de May.