Visitamos la casa-taller de Rodolfo de León, (Fofo) y conversamos entre flores y plantas de un enorme jardín, libros, mucha obra de arte colgando de las paredes, títeres y telas, mesas con pintura en botecitos, pinceles, tintas, cuñas y obras en proceso. Con la amistad que compartimos hace ya algunos años y esa cálida sonrisa de bienvenida, nos sentamos a platicar y a realizar esta entrevista.
Rodolfo de León desde pequeño fue influenciado por el arte, ya que tiene familiares artistas, a los 9 o 10 años ya veía obras no aptas para su edad – comenta él. Su primer acercamiento fue el teatro, los cuentos y la música. Su mamá le contaba cuentos siempre antes de la hora de dormir.
Sos polifacético, te has dedicado a varias cosas relacionadas con el arte, ¿Verdad?
Sí, he tocado guitarra y he cantado. Soy autodidacta, empecé a estudiar una licenciatura en arte pero me di cuenta a los 3 años de que allí no iba a ser formado como artista. Entonces me retiré. Teníamos un grupo de payasos con un grupo de músicos con la pastoral social e íbamos a hacer funciones a diferentes lugares y así conocí a una maestra de clown y, me fui con ella a Europa, y ahí grabé un disco. Tenía 29 años.
¿En qué momento empezaste a pintar?
Siempre me sentí atraído por la pintura, aunque existiera en mí el paradigma que es muy difícil pintar, ya que creemos que lo que plasmamos nos debería quedar igual a lo que conocemos como realidad. Al regresar de Europa, me fui a vivir a la zona 1; y como siempre, he tenido muchos amigos pintores, Anibal López, era uno de ellos, y llegaba a la casa a jugar ajedrez y llegamos a un acuerdo: él me enseñaba pintura y yo le enseñaba a tocar guitarra. Pero un poco antes de eso, me daba vergüenza no poder dibujar, me puse a investigar y dibujaba objetos de mi cuarto. Un amigo pintor vio algún dibujo mío y se lo llevó; luego vio Anibal uno de mis dibujos y así fue como iniciamos un par de intercambios.
¿Qué es lo que pintas, cuál es tu inspiración?
Un tema es lo social que me afecta de forma inconsciente, aunque yo no quiera. Y el otro es el amor a la pintura misma, que no necesita un tema sino solamente el deleite de pintar. Cuando me siento bloqueado siempre me hago auto retratos o bodegones; siempre he querido conseguir modelos pero no siempre tienen tiempo o qué se yo. Entonces es más fácil realizar auto retratos, con los cuales algunas veces uso espejo y otras de memoria.
¿Sentís que tenés alguna influencia de algún pintor?
¡Si! De todos los modernistas.
Yo veo tus pinturas y me recuerdan a Guillermo Grajeda Mena, ¿te gusta Mena?
Si, me gusta Mena, tiene una cuestión con la síntesis. Te hace salivar.
¿Qué otros artistas te gustan?
¡Matisse! Matisse es Dios, es el más grande de los pintores.
¿Cada cuánto pintas?
Todos los días, pintar ya es parte de mi rutina.
¿Qué estilo crees que tienen tus obras?
Modernista yo creo.
¿Cómo describirías tu proceso creativo?
Es un acto de fe, cuando me enfrento al material. N o sé qué voy a hacer; a no ser que sea un bodegón. Lo que juega ahí es el inconsciente. Me levanto y en mi cabeza solo sé que tengo que firmar una pieza por lo menos. Hay días de una pieza o días buenos de tres piezas.
¿Le ponés nombre a tus obras?
Si, todas tienen nombre y creo que lo que más le gusta a la gente son los títulos.
Estás en un colectivo, ¿cómo te ha influencia a ti pertenecer a este?
De una manera muy positiva en cuanto a poder ver las formas de trabajar de otros y participar en talleres, me entero de materiales, técnicas; ir probando cosas nuevas y admirar líneas de dibujo de otros artistas como la tuya Elvira.
¿Cómo ves a futuro tus obras?
No llevo prisa, pero quiero mover más mi trabajo, ya que tengo problemas a la hora de hacer lobby. Y hay que hacerlo para dar a conocer el trabajo.