Todos Odian las Bombas:
El Ruido de la Tradición en Antigua
Yo nací y crecí en el barrio de La Merced, despertar con campanas y bombas era motivo de fiesta y alegría, tal vez esta relación la hice cuando mis abuelitos llegaban a despertarnos con cuetes en la madrugada de nuestros cumpleaños, tradición que mis primos continúan haciendo al día de hoy. Las bombas son parte fundamental de las tradiciones chapinas y no solo de las religiosas.
El tronadero está presente en días festivos desde tempranas horas de la madrugada, anunciando la alegría y devoción de una comunidad. Esta costumbre divide a los residentes antigüeños: para algunos es una expresión de fe y celebración, mientras que para otros es una molestia inevitable.
¿Por qué se queman bombas?
La quema de bombas y cuetes (generalidad para llamar a cualquier fuego pirotécnico) durante las festividades tiene un fuerte componente de religiosidad popular. Existe la creencia que el ruido es una forma de honrar a los santos patronos y de alejar los malos espíritus. Además, se cree que el estruendo anuncia la presencia de la divinidad y su protección hacia los fieles.
Para otros, se interpreta como un anuncio a distancia de la celebración de una fiesta, para que el sonido y los colores indiquen a quienes quieran participar, en dónde es el punto de encuentro.
El origen de esta tradición:
La tradición de los cuetes y bombas no es nueva. Desde la época colonial, las festividades religiosas en Guatemala han estado acompañadas de música, procesiones y cuetes. Esta costumbre tiene sus raíces en las celebraciones europeas que fueron traídas por los españoles y adaptadas a las tradiciones locales. El uso de cuetes se consolidó como una práctica indispensable para cualquier celebración religiosa en Latinoamérica y Guatemala no fue la excepción.
El ruido que nos identifica:
El estallido de las bombas no solo marca celebraciones religiosas, también acompaña fechas patrias y eventos importantes (como quemarle cuetes al equipo Antigua cuando salen campeones en algún partido). Para muchos, este sonido es un símbolo de identidad nacional y de tradiciones que han pasado de generación en generación. Sin embargo, el ruido puede ser un punto de tensión en la Antigua, donde residentes y turistas buscan tranquilidad. Por lo que siempre surgen aquellos que sugieren alternativas más silenciosas como expresión cultural y de celebración; y en horarios que no quiten el sueño.
Lo que sí es cierto es que el ruido es algo que identifica la cultura guatemalteca y es y ha sido parte de nuestro folclor, desde siempre. Pero, si sos de los que sienten que las bombas arruinan tus momentos de tranquilidad, aquí te dejo tres recomendaciones para sobrellevar la tradición:
- Los audífonos salvadores: Invertí en unos audífonos de cancelación de ruido y poné una lista de «Sonidos de la Naturaleza». Quién sabe, tal vez terminés oyendo a pájaros en lugar de bombas.
- Despertáte antes que las bombas: Si no puedes contra ellas, uníteles. Preparáte un buen café (te recomendamos la página tal) y escuchá el bomberío con actitud festiva. Tal vez incluso acabás disfrutando del amanecer.
- Mudáte: Cuando definitivamente el sonido hace imposible tu diario vivir, siempre podés optar por mudarte, pero recordá que los cuetes en Guatemala, truenan en todas partes.
No importa cuál sea tu posición ante las bombas, al final del día, son parte de nuestra historia y continúan resonando como eco en las celebraciones que nos unen.
Todos Odian las Bombas
Escrito por: Julissa Carrillo
Fotos por: Luis Noriega