Día de Todos los Santos:
El 1 de noviembre Guatemala vive una de sus celebraciones más grandes: el Día de Todos los Santos. Esta celebración a los muertos está – irónicamente – llena de vida y color.
En muchos lugares del país se cree que ese día el inframundo libera todas esas almas que allí habitan, y que por 24 horas los espíritus de los que han fallecido puedan visitar los lugares donde vivieron y a las personas que amaron.
En los días previos al Día de Todos los Santos, se preparan diversos platillos para compartir con familia y amigos luego de visitar el cementerio. Uno de estos platos – el más famoso – es el Fiambre, que tiene un curtido de vegetales como base y diversos cortes de carnes y embutidos como complemento. En algunos pueblos, se llevan los platos al cementerio y se degustan allí, junto a las tumbas de los seres queridos.
Las Tradiciones:
Las tumbas usualmente son decoradas con flores de la época y con coronas hechas con pétalos de seda y cubiertos con cera (para que puedan durar más tiempo). Además, algunas personas llevan velas y rosarios para poder rezar un tiempo e iluminar las tumbas aún cuando caiga la noche y tengan que abandonar el cementerio.
En Sumpango y Santiago Sacatepéquez, en el departamento de Sacatepéquez, por más de 100 años se han elevado barriletes gigantes al cielo como una línea directa de comunicación entre lo mortal y lo divino. Las cofradías y miembros de la población de esos lugares mantienen viva la tradición de comunicarse de esta forma con estos seres quienes habían formado parte de su vida y aquellos de quienes descienden.
En Todos Santos Cuchumatán, un municipio en el departamento de Huehuetenango, se lleva a cabo la famosa Carrera de las Cintas el Día de Todos los Santos. Es una carrera de caballos en la que participan varios jinetes – vistiendo atuendos especiales – y corren por una pista una y otra vez durante todo el día. La tradición dice que los participantes deberán ser parte de la carrera por al menos cuatro años consecutivos.
Un dato singular es que, durante la carrera y como parte de la celebración, los pobladores ofrecen bebidas alcohólicas a los jinetes; es muy común que los jinetes siguen compitiendo montados en sus caballos aunque están completamente ebrios (o sea, los jinetes, no los caballos).
En La Antigua, es común limpiar las tumbas en familia antes de decorarlas y luego reunirte con amigos a comer en las afueras del Cementerio Municipal San Lázaro, donde se colocan ventas de comida, de dulces típicos y de flores.
Sin importar cuál sea el destino de tu visita al inicio de noviembre, va a ser fascinante ver la forma en que los chapines celebran la vida… y la muerte.