Cuéntanos un poco, por favor, ¿quién es Diego?
Mi verdadero nombre es José Pérez, y nací en 1985 en el pueblo de Santa Catarina Palopó, en el departamento de Sololá. La vida allá fue como la que les pasa a las personas pobres, como a todos: hay personas campesinas, personas pescadores, personas trabajadores. Yo crecí con mis padres trabajando de una u otra forma, a veces cultivando, otras pescando… trabajando duro. Pensé un día en trabajar de otra forma y fui con una persona dueña de una tienda que vende cosas típicas y le pedí trabajo, y la persona me lo dió. De ahí esa persona me trajo acá a La Antigua, porque le gustó la forma de trabajar mía, y empecé a vender aquí, ambulantemente, acá en el parque.
Ahí conocí a unas personas que me dijeron que mi destino no era eso. Me dijeron que yo no iba a terminar trabajando fuertemente, así matándose de trabajo, me hablaron… Fue como un contacto a través de la espiritualidad, del espíritu, entonces me quedé con la duda, y le pregunté a otra persona que sabe de la espiritualidad maya. El leyó mi destino y me dijo que sí, y de ahí me fui enfocando a trabajar en la mesa o en el centro ceremonial.
¿Cómo se inició usted?
La misma persona que me leyó mi destino me dijo: “Algún día te voy a llevar a un centro ceremonial” y este fue Iximché, allá en Tecpán, [departamento de Chimaltenango]. Ahí sentí la energía, la vibración de la naturaleza y me gustó. Me empecé a encaminar y le pedí favor a la persona que me encaminara. Me encaminó y llegó un día en que me dijo “Ahorita vamos a separarnos, porque yo ya soy muy viejo. Este trabajo, este don se te va a quedar porque ya te enfocaste en esto. Ya has fundido tu mente, tu vida, tu espíritu. Ahora te vas a quedar trabajando solito” y al poquito tiempo esa persona que me encaminó se murió.
¿Después, qué hizo usted?
Empecé a trabajar y me fui conectando con personas que me preguntaban y que luego llegaban a la casa, pero no me quedé solamente trabajando en esto, sino que seguí vendiendo y ahí conocí a la que es mi esposa que también vendía acá. Después conocí a su hermano que también trabaja en la espiritualidad. Entonces fue como que nos diéramos fuerza; nos hicimos amigos y cuando él se iba a trabajar, me decía que me fuera con él para ir a trabajar con unas personas. Yo le decía que yo no sabía o que solamente sabía un poco acerca de eso, pero que sentía que él sabía más y que quería que me enseñara. Así fue como empezó todo.
Después me cambié el nombre a Diego, porque ese era el nombre del Tata que me encaminó y también el de mi papá; lo hice para honrarlos, y así seguí trabajando junto con mi cuñado en la espiritualidad. Un día, llegaron a la casa un grupo de personas para celebrar el día de Maximón – que es kaq’chiquel, o San Simón en español – este día es el 28 de octubre. Luego de entregarles tarjetas, a la gente que le gustó empezó a visitarme y también otros
¿De qué manera realiza su trabajo?
Nosotros trabajamos a través de los sueños. No es algo que se pueda decidir aprender; no se puede porque no es una cosa material – es espiritual. Cuando una persona llega con una duda, nosotros podemos soñar por la persona; podemos percibir su energía, sus intenciones o vibraciones.
Por ejemplo, cuando una persona viene, miramos la sombra que trae, y entonces le podemos decir que puede venir mañana para decirle qué es lo que tiene. Entonces en el transcurso de la noche, nos concentramos o dormimos o porque no decirlo en esta manera, nos morimos un ratito para ver qué es lo que trae. Aunque también hay casos que en ese mismo instante les decimos a las personas, porque no es necesario esperar tanto tiempo: esto es lo que usted tiene y de ésta forma se puede solucionar. Viendo a la persona qué es lo que tiene, así es el tipo de material que se utiliza, el lugar al que se va.
¿Hay alguna otra manera de ayudar a las personas?
Sí, hay otras maneras: nos enfocamos, miramos, leemos la copa y los frijolitos rojos o tzite, fumamos el puro – éstas son algunas. Por ejemplo, al leer el vaso o la copa, nosotros nos concentramos y miramos algo en el agua a través de nuestra mente. A nosotros lo que nos guía son los espíritus que están alrededor de uno. Lo que hacemos es preguntarles qué es lo que trae la persona y qué es lo que quiere saber, para poder guiarlos.
Hasta el momento solamente hemos hablado de los presentimientos y las vibraciones, pero no hay que olvidar la quema, la ceremonia. Como trabajamos con los espíritus, es como pedirle un favor a un amigo, o sea, para pedirte un favor, tengo que invitarte a algo, un café, agua, o alguna cosa. Eso mismo pasa con ellos para que brinden el apoyo. El fuego es como un portal, una puerta en la que nosotros pagamos la ofrenda por el bien que queremos. Nosotros como guías espirituales, tenemos que compartir con los espíritus, dar algo a la madre naturaleza para que no nos pase nada, para que no nos desequilibremos. Los espíritus son los primeros.
Hablando de ceremonias, tengo entendido que usted realiza ceremonias acá en La Antigua. ¿Dónde las realiza?
Hace un año empezamos a hacer ceremonias en La Peña del Sol Latino. Las hacemos cada vez que se puede, aunque también en días importantes.
¿Cómo puede uno participar en ellas?
No hay que llevar nada, sólo hay que llegar. Lo que sí es que hay que consultar la fecha o el día. Usualmente las hacemos en la tarde.
¿Y cómo empezaron a realizar las ceremonias?
Empezamos para llevar a la gente que no conoce, para que conozcan un poquito de nuestra cultura, lo que hacemos, lo que vivimos y, sí, les gusta. Han llegado bastantes personas y esperamos que lleguen más.
Muy bien, ahora cuéntanos ¿qué es lo que más le gusta de La Antigua Guatemala?
A mí me gusta todo de La Antigua. A mí me gusta andar por las calles, andar en el parque, visitar las ruinas e ir a pasear.
¿Qué cambiaría usted de esta ciudad?
Creo que lo que falta es arreglarla y un poco de seguridad, pero eso con el tiempo, poco a poco se va a dar.
¿Qué le diría a alguien recién llegado a La Antigua?
Que es una ciudad de paz y tranquilidad y hay cosas que visitar, como ruinas y museos. Les contaría que es una fortuna donde están, felicitarlos por estar aquí, y decirles que no lo desprecien, para que lo puedan apreciar más.
¿Cuáles son sus planes para el futuro?
Bueno, a mí me gustaría abrir un pequeño negocio aquí en La Antigua, para que las personas me puedan visitar más fácilmente, ya que es un lugar muy visitado. Ya que yo también hago artesanía, hago tallado de madera y también pinto, pero no he tenido la oportunidad; eso es lo que me hace falta.
Contacto:
Para mayor información acerca de la espiritualidad maya o sus aplicaciones, comunícate al 5939-8659, o visita el centro “Camino hacia el Palacio”, en Casa No. 78, Zona 1, Santa Catarina Barahona, Sacatepéquez.
Fotos por Víctor González
Foto de Portada: Viaje al Fin del Mundo